lunes, 26 de enero de 2015

Época de exámenes para profesores

La época de exámenes, es sin duda una de esos momentos que no dejan huella en el recuerdo, o al menos al echar la vista atrás no aparecen como destacables en la  memoria.
Nerviosismo, ansiedad (si queréis controlar esta ansiedad podéis leed -Curso manejo de la ansiedad-)  miedos, frustración, cansancio y alivio cuando acaban!! Algunos estudiantes lo pasan francamente mal... pero ¿y los profesores?. Los profesores tenemos mucha suerte, porque en esta época no tenemos que estudiar, ni dar clase ¿verdad?
Sinceramente no sé si me da más pánico esa época universitaria en la que no podía salir el fin de semana, o hacer un viaje, porque venían los exámenes o la versión desde el punto del profesor.
Ser profesor implica muchísimo trabajo que no se ve, en primer lugar te toca resolver todas esas dudas que por algún extraño motivo no han surgido mientras explicabas el tema, ni cuando lo repetías en los seminarios para hacer la práctica, ni en la clase de repaso que dejaste antes del examen, las dudas aparecen la noche antes del examen, o en algunos casos de alumnos aplicados, uno o dos días antes… de repente te encuentras el correo saturado de emails de alumnos desesperados, que te preguntan con gran  ansiedad todo tipo de dudas.... Por si esto no fuera suficiente, debes sentarte a elaborar un examen que quieres que sea lo más justo posible, justo para aquellos que vienen a clase, justo para aquellos que han hecho unos trabajos excelentes  y justo para aquellos que no han venido ni para conocerte… y con tan variopinto panorama es difícil ser justo con todo el mundo. Para colmo, Bolonia nos lo pone fácil, porque ese examen que debemos elaborar, debe ser una parte de la evaluación continua, por lo que para la fecha en cuestión, debes saber quiénes pueden optar a tan preciado examen, así que dedicas tus vacaciones de Navidad, la Semana Santa,  el Corpus, las Fallas..., corrigiendo todo tipo de trabajos que has mandado durante el cuatrimestre/semestre para saber quién realizará el examen de la evaluación continua y quien, el de la evaluación final.
Esto nos lleva a que debemos preparar y corregir dos tipos de examen que evalúen diferentes porcentajes, y que sean justos, como hemos comentado anteriormente. Cuando por fin tienes tus “deberes” preparados, te toca pasar unas dos semanas vigilando exámenes, no hay cosa más aburrida  y que te quite más tiempo en el mundo que estar en silencio dos o 3 horas observando. Ahora, recuerdo una conversación con una amiga mayor que yo y que era becaria del departamento de didáctica, que ayudaba a vigilar exámenes, ella me decía entusiasmada que iba a estar en el examen tal o cual y yo le decía que suerte tienes… que ilusa.  
Colocar a los alumnos, que están nerviosos, tener que observar si alguno intenta copiar, que deseas que no ocurra, porque cuando ocurre... y tienes que actuar... yo personalmente paso un mal rato...esperar que vayan finalizando, pasearte por la clase…

Cuando el alumnado va terminando sus exámenes y comienza a entregarlos, puedes ver en su cara la misma satisfacción que cuando uno sale del dentista, con más o menos consecuencias, pero feliz sabiendo que tardarás en volver... Sin embargo para los profesores continúa el tormento, en unos 3 días te encuentras con unos 200 o 300 exámenes que corregir... con la presión de que debes meter las actas en plazo, pasar tardes en juntas de evaluación, reunirte con los alumnos suspensos que te piden tutoría para revisar sus exámenes y por si fuera poco prepararte las clases del segundo cuatrimestre/semestre... Una odisea...
Queridos alumnos, sé que para muchos esto no es un consuelo, pero aunque sea un momento duro, recordad que a los momentos complicados les pasa como a la energía, no desaparecen sino que se trasforman, aprended a pasar por ellos y afrontarlos de la mejor manera posibles. Felices exámenes!!




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